El viernes 13 de Septiembre se produjo el debut artístico de un grupo que es hijo bastardo del Pirulo Txou: Los CoverDales.
La formación la componen algunos miembros de José Luis no me mires con el ojo de cristal: Mendo (batera), Joxepo (guitarra y teclados), Pego (guitarra) y Fede (voz) que deja el bajo en manos de Sabino (único miembro que no es del Pirulo, pero al que le unen vínculos borrachuzos).
Todo comenzó un viernes invernal en el que unos colegas se juntan en el local de ensayo de José Luis a escuchar música, tocar versiones heavies y beber cervezas. La cosa degeneró y se planeó un concierto en el Laudio Kafe Antzoki, un viernes 13 para más pelotas.
El nombre CoverDales es en honor a David Coverdale, líder de Whitesnake grupo al que versionean hasta la saciedad. El nombre es un poco sosangas en si mismo, a pesar de todos mis desesperados intentos por darles un nombre más coherente. He aquí algunos de los que les propuse:
- Los demonios del cielo.
- Las "ascadenas" del infierno.
- El Pirulo de Sabino.
Seis meses de duros ensayos, incluido un ensayo-barnetegi de 8 horas fueron suficientes para presentar una docena de canciones estratégicamente escogidas y puestas en escena con ese saber estar que se les supone a unos músicos curtidos en mil batallas.
Con una estética claramente metro-heavy-sexual y buen sonido los Coverdales nos hicieron descender a los infiernos. El heavy no habrá muerto, pero grupos como este se lo están cargando.
La voz del infatigable Fede alcanzaba unos politonos inimaginables para una garganta humana normal. Solo que se la hubiese pillado con la cremallera justificaba semejantes alaridos y convulsiones.
Pego se desmelenó desde los primeros temas, realizando el siempre vistoso arco con la espalda mientras sus morcillas recorrían el mástil de su recién estrenada guitarra, junto a un expositor donde trataba de vender las otras dos (Una parece la Guitar Hero de la play).
Mendoza era como un niño con baquetas nuevas, tratando de agujerear la batera y terminando el concierto con una camiseta blanca de interior.
Joxepo estaba serio y hacia complicados punteos sin darle mayor importancia, como un músico profesional contratado.
Sabino, concentrado en su bajo, permanecía parado en mitad del escenario, como la bola de una discoteca un lunes por la mañana.
Los colegas llenaron el Laudio Kafe Antzoki, en una autentica Verbena Metal Camp de lo más familiar, y apoyaron hasta el final.
En definitiva, un muy buen concierto. A que al final me va a gustar el heavy...
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